¿Qué esperan los colegios de nuestros hogares?

Hace unos días me citaron en el colegio de mi hija para responder la pregunta ¿Cuáles son mis expectativas respecto al colegio?

La citación surgió por una respuesta que di a un correo enviado por una de las guías donde nos pedía a los papás que repasáramos las capitales de los departamentos de Colombia porque los niños tenían que memorizarlas porque esto era muy importante en Estudios Culturales y les iba a hacer quiz oral. Había tratado de abstenerme de siquiera leer los correos que me llegan del colegio pero mi esposa si los lee y me comentó de este correo en particular. Traté de ser los más asertivo posible pero todavía me falta, para resumir le respondí a la guía que me parecía que Estudios Culturales era algo distinto a memorizar capitales y que además esa pedagogía de memorizar y quiz era la que yo había vivido y esperaba que no le tocara a mi hija. 


Después de esa respuesta al otro día la coordinadora académica me estaba proponiendo una reunión para responder la pregunta que mencioné al inicio. De todas formas le respondí su correo con la respuesta a la pregunta, sólo tuve que copiar lo que el colegio tiene en su página web, esas eran mis expectativas y por eso mi hija está allá. 

Tuve un par de días para pensar cómo debería abordar la reunión. Al principio se me ocurrieron un
par de cosas, pero no estaban amorosamente planteadas. Finalmente se me ocurrió que realmente la pregunta que había que responder era otra, en vez de ¿cuáles son mis expectativas respecto al colegio? la pregunta que me ayudaría a mi a entender era ¿cuáles son las expectativas del colegio respecto a nuestros hogares?

Así comencé la reunión y la pregunta les pareció muy pertinente y realmente nunca se había trabajado alrededor de la misma. Para tratar de responderla utilizamos el caso específico donde planteamos un conflicto entre que los papás ayuden a repasar en casa y que los papás no ayuden a repasar en casa. Fue sencillo establecer la necesidad de que los papás no ayuden a repasar en casa, la necesidad era proteger la autonomía de mi hija. Sin embargo costó mucho trabajo establecer la necesidad de que los papás ayuden a repasar en casa. Se hablo que la necesidad era memorizar, pero tal vez la necesidad real es cumplir con los contenidos y tiempos establecidos por la ley. 

Con el colegio tenemos un objetivo común el cuál es que mi hija reciba la mejor educación para la vida. Por eso fue tan difícil sacar la necesidad, porque cuando decimos que para que mi hija reciba la mejor educación para la vida es necesario cumplir con los contenidos y tiempos establecidos por la ley eso no suena muy lógico. 

Por otro lado el colegio está asumiendo que los papás sabemos como apoyar a nuestros hijos en sus temas escolares, y lo que es cierto es que la mayoría de nosotros fuimos educados bajo un modelo de educación autoritaria y por lo tanto represiva. Por lo tanto existe una alta probabilidad que los papás, debido a la petición de repaso que hace el colegio, logren que sus hijos terminen queriendo aún menos el aprender. Tristemente he sido muchas veces testigo de las peleas de mis vecinos con sus hijos por temas relacionados con las tareas. Se podría decir que los colegios en ocasiones son generadores de violencia intrafamiliar, claro sólo los que ponen tareas y califican a sus estudiantes. 

Estuvimos de acuerdo en que el gran reto es educar a los padres y por ello les decía que debían utilizar bien cada momento de posible aprendizaje, ej. un correo. Si en el correo me dicen que tengo que repasar las capitales de los departamentos entonces, si fuera un papá obediente, lo que haré será sentarme a que me repita como loro las capitales y si no se me las dice seguramente empezaré a perder la paciencia. Además en el futuro si el colegio no me envía más cosas para repasar yo se lo exigiré, exigiré que me envíe tareas y cada vez más hasta lograr que el niño le pierda el gusto al aprendizaje. 
Educar para la vida es un trabajo en equipo y mucho más que contenidos, es buen trato, hablar, conocerse, compartir, jugar, bailar, es un conjunto de acciones amorosas que nos fortalecen como seres humanos y nos permite descubrir todo nuestro potencial. 

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