Mi adicción a la tranquilidad

La realidad o la forma en que la percibo siempre está llena de detalles que normalmente creo entender, es fácil creer que un día es igual a otro, que lo que vi ayer es lo mismo que estoy viendo hoy, tal vez buscamos esta facilidad como un mecanismo de supervivencia, ¿qué sería de nuestras emociones si un día después de haber estado acostumbrados a percibir igual mi día a día, me diera cuenta que cada día, cada instante es algo totalmente distinto y que no tengo manera de estar seguro que puede pasar mañana o dentro de una hora.

Es posible que la angustia me invada, que lo único seguro sea la incertidumbre es una contradicción y nuestra mente no está acostumbrada a las contradicciones, las contradicciones nos generan mucho miedo, nos esforzamos bastante por ocultarlas para sentirnos tranquilos, el vicio de querer estar tranquilos, la tranquilidad es una adictiva droga que nos permite vivir, el caos no es un estado en el cual queramos estar, no sabemos como vivir en el caos, aunque vivamos en un caos.

La sabia naturaleza nos ha provisto de un mecanismo que nos permite crear una percepción de orden en nuestra mente dentro del caos de la naturaleza. Nos esforzamos por explicar constantemente lo que pasa, creamos planes, enmarcamos lo que sucede a nuestro alrededor dentro de algún causa-efecto, científico, religioso, moral, espiritual, filosófico. Necesitamos tener explicación para todo, sin importar de donde salgan los supuestos de dicha explicación, esta ha sido la constante de la humanidad.

Qué sería de nuestras frágiles vidas sin las explicaciones, sin la certeza en medio de lo incierto. La locura se apoderaría de nuestro actuar, nuestras débiles mentes se doblegarían ante el canto de lo que no puede ser explicado, de lo que no necesita ser explicado, la energía no necesita ser explicada, somos nosotros los que necesitamos tener explicación para construir la seguridad, aquella cuna protegida que asegura que la cordura reine aunque se convierta en nuestra cárcel. Una cárcel cuyos barrotes nos impiden contemplar la inmensidad, pero que a su vez nos hace sentir tranquilos, ah que hermosa tranquilidad, la tranquilidad de las explicaciones, explicaciones que nos alejan de aquello que no necesita ser explicado.

Aunque digamos que mañana será otro día, en realidad no lo creemos, ni lo queremos creer, mañana para mi mente no será otro día, será un día igual al que acaba de pasar y me siento tranquilo de estar casi seguro de lo que mañana sucederá, y mi mente se encargará de que así sea a pesar de que mañana realmente sea otro día, lleno de nuevos movimientos, nuevas energías, nuevos horizontes, que se entrelazan en una hermosa danza de caos y flujo,  y que me perderé por mi defensa, mi deseo de comprender y mi adicción a la tranquilidad.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Buscando colegio para nuestra hija - Parte 2

Buscando colegio para nuestra hija - Parte 3

Buscando colegio para nuestra hija - Parte 1