Lo que he ido entendiendo a lo largo de la vida
No nos es posible comprender el concepto de infinito y eterno. El universo, hasta donde sabemos, es infinito y eterno, así que siempre existirá la posibilidad de que algo suceda y no tiene ninguna importancia cuándo sea ese cuando. El tiempo simplemente no existe para aquello que es infinito y eterno.
Sin embargo el universo es hijo de la energía, podemos decir que es una manifestación de la energía. En ese caso lo realmente infinito y eterno es la energía.
También encontramos que esa energía, además de manifestarse en forma de estrellas y planetas, se manifiesta como vida. Sabiendo que la energía tiene esa tendencia a manifestarse como vida, y siendo infinita y eterna la energía, podemos suponer que ha existido, existe y existirá siempre vida en algún lugar del universo.
Y si observamos el movimiento de la vida, vemos como, por naturaleza, la vida tiende a generar más vida, ese parece ser su flujo natural. No necesitamos complejos estudios científicos para demostrar esto, lo vemos a diario y lo ha visto el ser humano durante generaciones, nadie se atrevería a ponerlo en duda.
Como seres humanos simplemente somos una manifestación más de esta energía, no hemos tenido la más mínima influencia en provocar nuestra existencia, ni de ninguna especie, aunque a veces parece que nos creemos los creadores de todo. Supongo que es la arrogancia típica de la ignorancia.
Todo lo anterior implica que nuestro lugar en el universo realmente no existe, simplemente somos una manifestación más de la energía, que siempre encontrará formas de manifestarse. Me atrevo a decir que no existe como tal un lugar para nosotros en el universo, simplemente porque si no existiésemos,o siendo más precisos, si no existiese la especie humana, el universo seguiría igual, no se sentiría un vacío, simplemente porque seguiría existiendo la energía y buscaría otras formas de manifestarse.
Entonces viene nuestra mente, como todo es una manifestación de la energía, sin embargo nuestra mente nos permite vernos separados de la energía, como si fuésemos algo distinto y pudiésemos ver la energía desde afuera. Esto sólo puede ser una ilusión, así que la mente, o por lo menos el condicionamiento al que la hemos tenido sometida, ha provocado que creamos que esa ilusión es la realidad.
Dentro de esa ilusión, donde nos vemos como observadores, separados de la energía, no podemos más que estar separados, no es posible que como humanos estemos unidos, ya que por principio nos vemos separados del todo.
Al estar separados comienzan a existir los conflictos, la energía no tiene conflictos, los conflictos existen dentro de nuestra ilusión de separación. Es allí donde existe la lucha de demostrar quién tiene la razón y quién no, de mostrar quién sabe más, el mundo del ya sé.
En esa separación también surge el sufrimiento, no sólo por los conflictos con otros, sino conmigo mismo, con el mundo y hasta con la naturaleza. Sin embargo, sin importar si nos vemos como uno o separados, como humanos tenemos necesidades físicas que debemos satisfacer, alimento, la vivienda, el vestido y allí hemos encontrado que si nos ayudan otros podemos hacer todos más rápido. El reto fue, cómo lograr esa ayuda de otros, a pesar de vernos separados. Es cuando se inventa la moneda, como mecanismo para intercambiar bienes y servicios entre personas que se ven separadas las unas de las otras.
Si la ilusión de nuestra mente no nos hiciera ver separados, el dinero sería completamente innecesario, es más, cualquier a que se le ocurriera tal solución sería visto como loco. Pero dentro de nuestra ilusión, dada la separación, se hace una herramienta indispensable.
Esta herramienta, debido al diseño del sistema, tiende a acumularse, como si en el aplicara la ley de la gravedad, a mayor masa monetaria, mayor dinero se atrae. Las personas pueden acumular y esta acumulación permite atraer más hacia ella, aunque en el encuentro con otras masas puede llegar a perder.
La forma de ganar masa, es atrayendo el dinero con una idea, un trabajo o con una inversión. Sin embargo conservarla depende de invertir en cosas que tengan mayor fuerza de atracción que las masas que compiten. Y en este juego duramos toda la vida.
Este juego puede volverse secundario cuando lo que nos guía es una fuerte inspiración. Con una fuerte inspiración, toda nuestra energía se subordina en pro de esa inspiración. Nada más tiene sentido. Desafortunadamente este tipo de inspiración es muy difícil de lograr, puede ser por la idea de separación, puede ser por el juego del dinero que nos distrae gran parte del tiempo.
El tiempo parece mostrarme que debemos centrarnos más en la inspiración, y es inspiración nace de una pasión, una pasión que nace dentro de nosotros. Y cuando actuamos guiados por la inspiración, inspiramos a otros. Es posible que la inspiración sea eso que surge cuando dejamos de estar en la ilusión, cuando nos hacemos realmente conscientes que somos una manifestación de una energía, una misma energía que es todo el universo.
Sigo caminando y tratando de conectarme con la consciencia de ser una manifestación de la energía.
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